Es frecuente en esta era pensar que con Internet todo cambió; que un mundo que no se encontraba conectado se convirtió rotundamente en una única sociedad global interconectada a través de sus dispositivos.
Sin embargo, esto no es del todo así. Si bien es destacable el rol que las telecomunicaciones han tenido en la globalización, ésta es en realidad un proceso que se ha dado desde el inicio de la civilización humana, y que simplemente se ha acelerado con los distintos avances de la tecnología.
Un fenómeno curioso, que merece un análisis profundo, es el patrón con el que los distintos territorios se interconectan, más allá de qué actividad estemos analizando, y como el comercio, las comunicaciones, el tráfico aéreo y hasta los flujos de migraciones exhiben patrones parecidos, estableciendo relaciones similares de intercambio entre distintas regiones del mundo.
Si observamos este mapa que ilustra el flujo de tráfico telefónico internacional (tanto por líneas convencionales como por VoIP), podemos ver claramente como el eje de las comunicaciones se encuentra en Estados Unidos, región de la que parte la mayor parte del tráfico mundial. En 2009, último año en el que se recopilaron algunas de estas cifras, se originaban en los Estados Unidos y Canadá unos 30,3 mil millones de minutos de comunicación cuyo destino era América Latina, una de las regiones más conectadas a estos países desde los cuales, sin embargo, apenas se originaron 5,5 mil millones de minutos de conversación. Asia, por su parte, recibía 21,7 mil millones de minutos desde Norteamérica, y generaba 6,8 mil minutos. El mayor nivel de reciprocidad se daba entre los Estados Unidos y Canadá y el continente europeo. Mientras que los americanos iniciaban conversaciones que arrojaban un total de 12,2 mil millones de minutos, los europeos originaban otras tantas por un total de 8,8 mil millones.
Este nivel de disparidades, permite inferir que si bien la necesidad de comunicarse entre las distintas regiones es de igual o similar peso, las condiciones económicas más favorables en los países desarrollados impulsan a que sean éstos los que corran con el costo de la comunicación.
Si miramos otro mapa, en este caso una proyección realizada por un pasante en Facebook que demuestra la distribución geográfica de las interconexiones entre usuarios de la red social, podemos notar que existe un patrón similar al que veíamos en el mapa anterior. Las conexiones dentro de los Estados Unidos y entre este país y Latinoamerica, así también como con el continente europeo resaltan por su enorme cantidad. Algo similar sucede con Asia, continente que, además, cuenta con una enorme cantidad de conexiones internas.
Es destacable en este mapa, sin embargo, la mínima cantidad de conexiones dentro y desde China, país donde rige la censura en Internet pero que, en el caso de otras actividades, cuenta con un alto peso a nivel global. La situación del gigante asiático, además, contrasta con la de India, país con similar magnitud de población donde, a pesar de los bajos índices de conectividad a Internet, la red social ocupa un espacio destacado.
Tanto desde el punto de vista de las conexiones sociales, como del tráfico de información y telefonía a nivel mundial, es interesante observar la distribución de los cables subacuáticos, los cuales operan como principal canal de transmisión de datos a nivel mundial. El diseño de estas redes es prácticamente igual al de la forma en la que los datos se mueven, y la capacidad de éstos iguala la magnitud con la que la información se distribuye entre las distintas regiones.
Resulta interesante observar como el flujo actual de datos, el cual inspiró el tendido suboceánico, no es un producto exclusivo de la modernidad, sino que ya se manifestaba de manera similar a comienzos del siglo pasado. Esto puede advertirse claramente en los mapas de tendido de cables telegráficos submarinos realizado entre finales del siglo XIX y los primeros años del siglo XX en los cuales resalta un patrón prácticamente idéntico al de los tendidos de hoy en día.
El siguiente mapa, realizado en 1901 por la Eastern Telegraph Company, resulta un buen ejemplo de esto:
Pero no solamente los flujos de información se mueven respetando este patrón. Si observamos el mapa de rutas aéreas comerciales podremos observar una distribución similar, con grandes niveles de interconexión entre Europa, los Estados Unidos y Asia, continentes dentro de los cuales también abundan las rutas internas.
Un diagrama similar puede volver a observarse en los mapas de comercio marítimo, en los que la importancia de estas tres regiones y la forma en la que éstas se conectan vuelve a resaltarse.
A diferencia de lo que ocurre con la información, sin embargo, estos mapas demuestran la preeminencia de China en el mapa mundial de hoy en día, producto de sus políticas económicas de apertura, distintas a las aplicadas en el campo de la libertad de expresión, por lo que no puede observarse su importancia en el mapa de relaciones de Facebook.
El mundo ha desarrollado patrones a través de los cuales se interconecta entre sus distintas regiones y todos estos se respetan, en gran medida, en actividades cambiantes y diversas.
Este mapa solamente cambia cuando se observa la forma en la que se desarrollan algunas actividades ilícitas como el tráfico de drogas o la trata de personas, donde de todas formas los mercados desarrollados siguen siendo una parte importante de la ecuación aunque, en esos casos, como receptores de los flujos. Estos cambios en las formas, sin embargo, ocurren por la gran regulación que sufren estas actividades las cuales, en un ambiente sin prohibiciones ni limites legales, se desarrollarían con un patrón similar al comercio legal.
Es indudable que con el paso del tiempo surgirán nuevas actividades humanas y, sin lugar a dudas, los polos de poder podrán variar. Sin embargo, es altamente probable que las futuras generaciones, cuando mapeen las formas en las que se interrelaciona el mundo, encuentren patrones muy parecidos a los que hoy vemos en estos mapas.