Más de un millón de personas marcharon la semana pasada en San Pablo, Rio de Janeiro y más de 68 ciudades brasileñas. Este fenómeno, el cual comenzó como una simple manifestación por el aumento de casi el 7% en el valor del transporte público en las principales ciudades brasileñas se convirtió en el mayor movimiento de protesta en la historia reciente del país.
Las primeras protestas, ocurridas el 15 de junio, día en que además se inauguraba la Copa Confederaciones, considerada como un “ensayo” para el mundial de fútbol que ocurrirá en Brasil a partir del 12 de junio de 2014, fueron recibidas con represión con balas de goma y gases lacrimógenos por parte de las autoridades, situación que se propagó los días siguientes y que, lejos de calmar a los manifestantes, convocó a aún más personas – en la mayoría de los casos de la creciente clase media – a protestar en las calles.
Si bien el precio del transporte fue el motivo que generó las primeras protestas, la agenda rápidamente se expandió para incluir otros reclamos, como mayor acceso a la salud y la educación, el descontento popular con los altos grados de corrupción en el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) y la enorme cantidad de fondos que se destinan para la organización del Mundial de Fútbol del año próximo, en el cual la cual el gobierno invertirá un total de 12 mil millones de dólares, en su gran mayoría en estadios. Es por esta razón que, incluso cuando los gobiernos de San Pablo y Rio de Janeiro dieron marcha atrás con los aumentos de precio, las manifestaciones no cesaron.
Otra de las banderas de los manifestantes fue el rechazo contra el así llamado PEC 37 (Proyecto de Enmienda Constitucional 37), propuesto en 2011 por el diputado federal del PT Lourival Mendes, el cual de aprobarse impediría que el Ministerio Público llevara adelante investigaciones criminales, las cuales quedarían en la órbita exclusiva de las fuerzas policiales. Esta medida, percibida por muchos como una forma de garantizar la impunidad del crimen organizado, fue tratada anoche en el parlamento y rechazada por la mayoría.
Esto, así como el anuncio de la presidenta Dilma Rousseff de un plan de inversiones de más de 25 mil millones de dólares para la mejora del transporte, el sistema de salud y la educación, y la convocatoria a un referéndum para llamar a una convención constituyente que permita modificar la carta magna con el objeto de encarar una reforma política, son algunas de las estrategias empleadas por la administración del PT para calmar las protestas.
La reforma constitucional, sin embargo, no fue del todo bien recibida ya que, según muchos manifestantes señalan, no es necesaria para encarar el proceso. De hecho, la palabra Constitución fue Trending Topic en Twitter en Brasil durante toda la jornada de ayer. Y fue con esta etiqueta que se discutió en la red social la posibilidad de esta reforma. Otros temas como Educación y Salud se han conviertido, también, en Trending Topics a lo largo de los días.
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El rol de las redes sociales.
Así como ocurrió en Argentina durante las manifestaciones del 13S, 8N y 18A y en Turquía en las recientes protestas contra las políticas percibidas como autoritarias del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, las manifestaciones se convocaron y crecieron orgánicamente a través de las redes sociales, donde en distintos grupos de Facebook y una enorme cantidad de comentarios en Twitter propulsan las protestas y sirven como espacio de coordinación.
El espacio que ocupa Twitter es especialmente importante en Brasil, donde cuenta con uno de los niveles de penetración más altos en el mundo, con un 20,5% de los internautas locales registrados. Durante los días en los que la protesta fue mayor Twitter, a diferencia de lo que ocurrió en otros países, no aglutinó a los manifestantes con un hashtag que se convirtió en un único Trending Topic, sino que fue el espacio para varias etiquetas menores y mensajes más espontáneos. Algunas de las palabras que se impusieron, aunque ninguna llegó al top 3 del listado, fueron corrupción, estados, salud, educación y seguridad, entre otras.
Facebook, sin embargo, fue la red social donde más impacto y difusión tuvieron las protestas. A través de fan pages como la del movimiento Passe Livre, una agrupación estudiantil que comenzó con el reclamo por el aumento del precio del transporte, se convocaron protestas y concentraciones, y se generó un espacio de debate permanente. La fan page que la agrupación tiene para San Pablo acumuló más de 285 mil Likes en pocos días. Cada una de sus actualizaciones de estado, las cuales ocurren cada una o dos horas, acumula cientos de likes de manera instantánea y un promedio de 500 comentarios.
Tal tracción logró que la agrupación fuera recibida por la presidenta en Brasilia, quien escuchó sus reclamos.
Otro grupo que logró un gran nivel de tracción en Facebook, esta vez acumulando más de un millón de seguidores, y logrando la increíble métrica de 3.300.000 personas hablando sobre ellos (Talking about this, el indicador que demuestra cuanta gente interactua o genera conversaciones relacionadas con la fan page) es Anonymous Brasil.
Este grupo es uno de los grandes espacios desde donde se convoca a las manifestaciones y se difunden las protestas, tanto a través de fotografías de las mismas mientras éstas ocurren, como con consignas y convocatorias.
Más allá de las agrupaciones, tanto Twitter como Facebook son espacios donde las personas de a pie comentan y opinan, y publican fotos y experiencias en vivo desde las manifestaciones, situaciones que ayudan a que estas crezcan en viralidad y convocatoria.
Una vez más las redes sociales se han convertido en un espacio desde el cual la clase media expresa su descontento. Pero, lo más importante, es que permite generar un fenómeno nunca antes posible, el de las grandes manifestaciones populares mayormente pácificas, organizadas en comunidad y sin un líder claro. Situación que desconcierta a los gobiernos, que no encuentran con quien negociar, y que incrementa la participación por el carácter totalmente apartidario de las mismas.